Pensando la fertilidad, desde una mirada psicoanalítica

Cuando en una pareja (Cuando se menciona pareja se refiere a pareja heterosexual) aparece el deseo de tener un hijo, los meses empiezan a transcurrir uno tras otro y al cabo de un tiempo comienzan a darse cuenta de que este deseo no se puede concretar, se enfrentan con una búsqueda de hijo que no llega.
Se inician diferentes sentimientos y pensamientos porque este proyecto se demora. Cada pareja lo vivencia de un modo distinto, pero es importante poder pensar ¿cómo se transita este proceso? ¿cómo lo afronta cada integrante de la pareja?
Este es un tema actual pero pocas veces se habla sobre lo que les va ocurriendo subjetivamente a cada integrante de la pareja, es importante poder plantear ¿cómo viven esta espera? La fertilidad es una problemática que se suele transitar en solitario.

Pasado cierto tiempo, durante el proceso de búsqueda de un hijo que tarda en llegar, comienzan con las consultas médicas para poder saber si hay un motivo físico por el cuál la pareja no logra “embarazarse”.
La temporalidad y la espera en la fertilidad es vivenciado de un modo particular. Se puede decir que la pareja se encuentra “esperando”: que se produzca el embarazo, que el hijo llegue, que el proyecto se concrete.

Vivir (en) la espera: “El tiempo necesario para la elaboración de la esterilidad puede ser
largo. Es el impasse de un cuerpo, una imagen detenida, un presente sin tiempo. Se trata de
un significante que conlleva un sentimiento de vacío, de pérdida de tiempo, de tiempo
perdido”.

Alkolombre, 2012, p.47

En estas parejas o consultas me interesa mostrar aquello que se pone en juego, que me interroga cuando hay un pedido o una derivación porque no se logra el embarazo.
Cómo plantea Piera Auglanier ¿Qué deseo? ¿De qué hijo?
Desde Freud, se puede decir que comienza en la infancia, el deseo de hijo tiene un origen pre-edípico, en el lazo con la madre; luego en el complejo edípico tener un hijo del padre.
Señala que “la libido de la niña se desliza a lo largo de la ecuación simbólica prefigurada pene=hijo a una nueva posición. Resigna el deseo de pene para reemplazarlo por el deseo de un hijo”. (1925, p.274).
Luego en el texto sobre la sexualidad femenina (1931) analiza la etapa pre-edípica y el predominio de la ligazón con la madre, primer objeto de amor. (p.227)
Teniendo en cuenta la definición de deseo según Laplanche (1998, p.96) es importante mencionar que la concepción freudiana del deseo se refiere fundamentalmente al deseo inconsciente, ligados a signos infantiles indestructibles. Pudiendo diferenciar deseo de necesidad, mientras que la necesidad encuentra su satisfacción por la acción específica que procura el objeto adecuado, el deseo se encuentra ligado a huellas mnémicas. Estas aclaraciones son importantes para poder ir pensando cuando se habla de deseo de hijo con qué se relaciona, dónde tiene su origen, también si es posible diferenciar aquello que las
parejas formulan con lo que les va sucediendo durante la búsqueda.
Al diferenciar deseo de necesidad, se puede pensar también en la clínica con pacientes que consultan por trastornos reproductivos, cuando la maternidad aparece como un imperativo de tener un hijo, es decir un hijo a cualquier costo. El deseo se puede transformar en una necesidad a satisfacer.
Desde Piera Aulagnier se puede diferenciar: deseo de hijo; deseo de maternidad; el espacio psíquico materno y el lugar que el hijo ocupa en la relación de la pareja parental. De este modo posibilita pensar cómo la madre viene procesando este encuentro, el lugar de la representación-hijo en el psiquismo materno.

Es importante la diferencia que plantea entre deseo de hijo y deseo de maternidad. El deseo de hijo implica una evolución: primero tener un hijo de la madre, luego tener un hijo del padre hasta llegar a desear un hijo del hombre que se lo puede dar. En cambio, el deseo de maternidad lo explica como un deseo de repetir en forma especular su relación con la madre, ya que para estas mujeres es imposible aceptar lo nuevo. Es decir, la imposibilidad de verlo como un objeto diferenciado de la madre. (1986)
El espacio psíquico materno se podría entender junto a la pareja parental, que aquí la podemos renombrar como pareja parental en espera. Poder ver si en este espacio psíquico hay lugar para este hijo por venir, si hay un deseo de hijo. Cómo la pareja podrá investir a este infans por llegar. Cómo este ambiente psíquico anticipa el nacimiento del hijo, va construyendo la historia previa o pre-historia del infans.
Una pregunta que surge a partir del deseo de hijo es si coincide con el proyecto de hijo, se puede pensar que el deseo tiene origen inconsciente, en cambio el proyecto puede ser más consciente y se puede ubicar dentro la planificación familiar. Es decir, el deseo es más singular, mientras el proyecto de hijo es una cuestión más social y que se construye con la pareja. El proyecto de hijo como una decisión o un anhelo consciente, en cambio el deseo de hijo siempre tiene un anclaje infantil y fantasmático.
Si este proceso de búsqueda se hace extenso, aparece generalmente un sentimiento de pérdida, pero este sentimiento no es por un objeto que se pierde sino por la fertilidad, del “hijo por venir”, de la búsqueda que no se concreta, por este proyecto o planificación que se imposibilita, por lo cual en muchos casos empieza un período de duelo.

La pareja comienza esperanzada que el hijo llegue, pero al demorarse este tiempo, esta esperanza se transforma en des-esperanza y el tiempo en espera, día a día se marca la ausencia, mes a mes la incertidumbre de la búsqueda, aparece el dolor psíquico porque el proyecto de un hijo no se produce. Se transforma en una etapa larga y dolorosa, es una espera atravesada por la angustia.

Freud en Duelo y melancolía (1917) explica el trabajo del duelo, este concepto implica una actividad y elaboración psíquica. El duelo es, en general, la reacción frente a la pérdida de la persona amada, la pérdida de un objeto. En el caso de la fertilidad se puede encontrar una diferencia porque el dolor y el trabajo del duelo es ante el “hijo por venir”, es decir no es por algo o alguien que estaba o se tenía, sino por este proyecto que no se consigue.
Porque lo que se pierde es la potencia, la capacidad de donar, el ser importante para el otro, el narcisismo se encuentra en juego. Hay una decepción por la confirmación de una impotencia o de una dificultad.
Se puede pensar en el duelo de la pareja, pero cada integrante lo transita y elabora de manera diferente. Una distinción para plantear, en las mujeres se juega muchas veces el mandato y la presión por la maternidad, el deseo de embarazo, de amamantar, es decir atravesar la experiencia en el propio cuerpo; en los hombres el duelo se relaciona con la descendencia, continuar con el linaje, conseguir trascender a través de la filiación.
Es importante mencionar cuando por algún tema de salud física de la mujer, del hombre, o de ambos no pueden utilizar para concebir sus propios óvulos o espermas. Es cuando en los tratamientos reproductivos se sugiere la posibilidad de donación de gametos (óvulos o espermatozoides). Ante este escenario se habla del concepto de duelo genético. Este duelo sería la reacción emocional vinculada a la donación de gametos, por lo tanto, se duela la imposibilidad de tener hijos de manera natural y de trasmitir los propios genes. Al no poder utilizar sus propios óvulos o espermas, en muchos casos esto es vivenciado como algo ajeno, extraño. ¿Tenemos el cuerpo o es un poco ajeno? Se puede presentar como algo desconocido, que no controlo.
La pareja sufre y en ocasiones se cuestiona sobre situaciones anteriores por las que pudieron atravesar como el uso de anticonceptivos, postergar la búsqueda. A veces, los mandatos familiares y sociales para que se concrete la posibilidad de ser padres se transforman en una carga pesada. Ante la búsqueda del embarazo aparece la incertidumbre porque es algo que no se puede controlar, esta espera angustia cuando se retrasa la llegada de un hijo. Duelo frente a la imposibilidad de procrear.

En este tiempo de espera que no se genera el embarazo comienzan las consultas médicas en búsqueda de un diagnóstico junto con las ideas y fantasías que algo puede estar funcionando mal en el cuerpo. En general la primera en consultar es la mujer y comienza una serie de estudios y análisis médicos, luego si consultan con algún especialista en fertilización o en algún centro de fertilidad también el hombre se realiza estudios.
En algunas parejas no se encuentra una causa médica por la cual no poder concebir, estos casos se denominan ESCA, esterilidad sin causa aparente, es decir no hay una causa orgánica que se pueda ubicar. También llamada esterilidad enigmática, esta denominación desde el psicoanálisis genera un enigma a descifrar ¿qué sucede que no pueden concretar el proyecto de hijo? ¿con qué obstáculos pueden encontrarse? Pueden aparecer diferentes preguntas y malestares sobre el tema.
Es importante mencionar que muchas parejas cuando el hijo no llega comienzan a presentar dificultades en sus relaciones sexuales, el interés por los encuentros sexuales puede disminuir, pueden dejar de sentir placer o las relaciones no son de un modo espontáneo. Se puede transformar en algo mecánico, pasan a regirse por fechas de ovulación, sin disfrute, solo con fines reproductivos.
Las relaciones sexuales se desarrollaban dentro de un marco de intimidad de la pareja, de una forma espontánea y placentera, luego con los problemas de fertilidad, las consultas médicas, los tratamientos reproductivos comienzan a tener un impacto sobre el vínculo de las parejas y sobre el disfrute de los encuentros sexuales

En este tiempo de espera que no se genera el embarazo comienzan las consultas médicas en búsqueda de un diagnóstico junto con las ideas y fantasías que algo puede estar funcionando mal en el cuerpo. En general la primera en consultar es la mujer y comienza una serie de estudios y análisis médicos (4), luego si consultan con algún especialista en fertilización o en algún centro de fertilidad también el hombre se realiza estudios.
En algunas parejas no se encuentra una causa médica por la cual no poder concebir, estos casos se denominan ESCA, esterilidad sin causa aparente, es decir no hay una causa orgánica que se pueda ubicar. También llamada esterilidad enigmática, esta denominación desde el psicoanálisis genera un enigma a descifrar ¿qué sucede que no pueden concretar el proyecto de hijo? ¿con qué obstáculos pueden encontrarse? Pueden aparecer diferentes preguntas y malestares sobre el tema.
Es importante mencionar que muchas parejas cuando el hijo no llega comienzan a presentar dificultades en sus relaciones sexuales, el interés por los encuentros sexuales puede disminuir, pueden dejar de sentir placer o las relaciones no son de un modo espontáneo. Se puede transformar en algo mecánico, pasan a regirse por fechas de ovulación, sin disfrute, solo con fines reproductivos.
Las relaciones sexuales se desarrollaban dentro de un marco de intimidad de la pareja, de una forma espontánea y placentera, luego con los problemas de fertilidad, las consultas médicas, los tratamientos reproductivos comienzan a tener un impacto sobre el vínculo de las parejas y sobre el disfrute de los encuentros sexuales.

También el cuerpo que no responde de la manera esperada y comienza a ser investigado para poder descubrir si algo no está funcionando correctamente. Todo esto provoca angustia y malestar por lo cual es sumamente importante poder trabajar sobre estas cuestiones, pese a que muchas veces hablar sobre los problemas de sexualidad o dificultades en el vínculo por los que atraviesan las parejas no es simple, pero se torna imprescindible para poder avanzar en la búsqueda.

Se citarán dos fragmentos clínicos, el primero es una pareja dónde la motivación y planificación de hijo se encontraba muy presente, venían con todo un recorrido y una historia previa de intentos fallidos, en el otro caso la temática y el planteo sobre el proyecto de hijo y la pregunta sobre la maternidad fue elaborado en el análisis.

  • Una pareja es derivada por un médico especialista en fertilidad. Venían buscando un hijo hacía varios años, realizaron algunos tratamientos sin lograr el embarazo. Cuando realizan la consulta F. tenía un trabajo en el área comercial por el cuál algunos días viajaba. M. era psicopedagoga y trabajaba en el ámbito educacional. En las sesiones trabajamos sobre temores, todo lo que fueron pasando durante la búsqueda y los tratamientos, de a poco fueron haciendo lugar para alojar al hijo por venir, tanto en el espacio físico, como principalmente en el espacio psíquico, se pudieron escuchar cómo pareja, destrabar algunos mandatos familiares. Decidieron empezar a averiguar sobre la posibilidad de adopción, y al cabo de unos meses de terapia quedan embarazados. ¿Qué se movió o qué se abrió para qué se haga posible que se realice el deseo de hijo? ¿Qué espacio psíquico de la pareja parental se habilitó?
  • Otra paciente que estaba en análisis hacía un tiempo, conoce a un hombre con el cuál forman una pareja. Él tenía un hijo de una pareja anterior y no quería tener más hijos. Esto fue trabajado en las sesiones, ella presentaba endometriosis y luego tuvo menopausia temprana. A partir de estas cuestiones médicas y el planteo de la pareja, fue elaborando la decisión de una vida sin hijos. Con una pareja anterior, cuando era más joven, había quedado embarazada, pero decidió no seguir adelante con el embarazo.
    En estos casos se muestran dos situaciones muy distintas para pensar en todo el abanico de
    posibilidades que se pueden analizar y trabajar en la consulta analítica. Como suele decirse
    es el caso por caso, no todos afrontan de la misma manera la maternidad y paternidad, no
    todas las parejas o individuos desean o se encuentran preparados para tener un hijo y llevar
    adelante la crianza. En el primer caso finalmente, luego de un recorrido y trabajo terapéutico
    pudieron tener un hijo y concretar su proyecto, en cambio en el segundo se pudo arribar a
    que no deseaba ser madre y pudo decidir no tener hijos.

Podemos encontrar dos concepciones distintas sobre la infertilidad/fertilidad, una posición es plantear la infertilidad como un síntoma, y otra puede ser considero como un fenómeno psicosomático.
Luego de este recorrido es posible pensar que la fertilidad es un síntoma, un mensaje a descifrar. Para poder analizar esto se detallan algunos conceptos y argumentos: El síntoma como resultado de una elaboración psíquica. El síntoma aporta una satisfacción que reemplaza al deseo inconsciente.
El síntoma nos guía en la cura, es necesario discernir lo que opera en él, aquello que lo forma
y lo mantiene. Por eso es importante lo que dice el paciente, qué le ocurre, en este caso con
la imposibilidad, con la demora, con la espera, con la fertilidad.

Lo otro que permitieron las técnicas reproductivas son nuevas formas de armar una familia, en parejas homosexuales (familias homoparentales), en mujeres que pueden tener un hijo sin una pareja, hombres o mujeres (familias monoparentales) que pueden tener un hijo por gestación subrogada (no legalizado en todos los países).
Con estas nuevas formas de maternidad y paternidad aparecen nuevos interrogantes, cuestiones a reflexionar, distintas demandas o motivos de consulta, distintos sufrimientos. ¿qué pasa con la función de transmisión en estas nuevas familias?
Esto también nos lleva a pensar ¿Qué es la familia para el psicoanálisis? Los lugares de cada integrante, las funciones. Podemos pensarlos desde las estructuras elementales de parentesco de Levi Strauss. Hoy hay una nueva o nuevas estructuraciones de la familia que no se basa en el matrimonio o en la pareja conyugal, también nombrada por Piera Aulagnier como pareja parental.
En Dos notas sobre un niño, Lacan, refiere a la Familia como la Función que sostiene es la de transmisión; perteneciente a un orden distinto al de la vida adecuada a la satisfacción de las necesidades, que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo.

A modo de conclusión
Desde Freud hasta ahora fue cambiando el concepto de hijo, comenzó a hablarse de deseo de hijo, deseo de maternidad. El concepto o lugar de matrimonio y familia también ha cambiado en estos años. Seguramente seguirá cambiando porque son construcciones sociales, culturales e individuales, de allí la importancia de pensar estos temas, pero no sancionarlos o habilitarlos sin una reflexión previa.
A partir de la temática de fertilidad durante el desarrollo del trabajo se recorren distintos aspectos y conceptos entre los mencionados son el duelo, el deseo, el cuerpo, la sexualidad, la pareja y/o familia. Temas centrales del psicoanálisis y que también van cambiando con relación a su época y el contexto social, cultural e individual.

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